// fecha de publicación 05/01/2009 6:00:00
ISSN 1886-1385 © INFOCOP ONLINE 2007
María José Ortiz1, Pedro Apodaca1, Itziar Etxebarria1, María Jesús Fuentes2 y Félix López3 (1) Universidad del País Vasco, (2) Universidad de Málaga y (3) Universidad de Salamanca
. En la actualidad existe una preocupación en la sociedad y especialmente en padres y educadores, por la supuesta falta de valores morales. Por ello, tiene sentido intentar descubrir qué comportamientos de los padres y madres pueden conseguir la interiorización de valores morales en los hijos.
. La interiorización de las normas y valores consiste en el proceso a través del cual las acciones, inicialmente reguladas desde el exterior, van progresivamente incorporándose a la persona. Así, los niños, a medida que crecen, van autorregulando sus acciones, al tiempo que aumenta su motivación en el terreno moral (Grolnick y Farkas, 2002). Ahora bien, la base motivacional de la interiorización moral se asienta, por una parte, en una buena relación afectiva entre padres e hijos, y por otra, en los procesos de reflexión y discusión con los agentes socializadores en el terreno moral, que posteriormente se convertirán en un diálogo interno con la propia conciencia. Esta perspectiva es la que nos ha llevado a plantear como variables familiares predictoras de la interiorización moral las siguientes: el afecto, la aceptación, la comunicación emocional con los hijos, la intervención moral, la transmisión de valores morales en la vida cotidiana y la dedicación al cuidado de los hijos de ambos progenitores.
. Como indicadores de la interiorización moral se incluyeron los siguientes: el respeto a las normas en ausencia de la supervisión adulta, la culpa por haber causado daño, la reparación del mismo y la empatía, por su papel como base de la culpa empática inhibidora de la agresión y como resorte motivacional de la conducta prosocial (Eisenberg y Valiente, 2002; López, Apodaca, Etxebarria, Fuentes y Ortiz, 1998).
. En el estudio participaron 485 sujetos (244 niños y 241 niñas) de 6 a 8 años y se accedió a sus familias a través de la colaboración de los centros escolares. Los datos se analizaron de forma separada según el sexo de los sujetos.
Los principales resultados se pueden resumir del siguiente modo:
- Los análisis de regresión mostraron que, en las niñas, el afecto materno fue la principal variable predictora de la conducta interiorizada, esto es, la conducta controlada en ausencia de la supervisión adulta. En los niños las principales predictoras fueron la comunicación emocional y la transmisión de valores maternos. Así, nuestros datos permiten resaltar la importancia de las variables afectivas en la interiorización moral de niños y niñas, también señalada por otros estudios (Kochanska, Aksan, Knaack y Rhines, 2004).
. - Cuando se analizaron las diferencias entre los niños y niñas con mayor y menor nivel de interiorización moral global, las variables más discriminantes fueron, junto con el afecto y la comunicación emocional, la transmisión de valores y la intervención moral de padres y madres.
Estos resultados confirman el indudable papel de la intervención moral de los padres cuando los niños transgreden una norma, y también la transmisión de valores morales en la vida cotidiana. Esta última variable se refiere a las verbalizaciones que realizan los padres para intentar influir, de manera informal, en la futura conducta y en los valores de sus hijos. En este estudio, la transmisión de valores de la madre en las niñas fue el predictor más potente de la empatía y es la variable, que junto al afecto, mejor discrimina a las niñas de mayor y menor nivel de interiorización moral. En los niños, la transmisión de valores de ambos padres discriminó a los grupos de mayor y menor interiorización moral global.
. La interiorización de las normas y valores consiste en el proceso a través del cual las acciones, inicialmente reguladas desde el exterior, van progresivamente incorporándose a la persona. Así, los niños, a medida que crecen, van autorregulando sus acciones, al tiempo que aumenta su motivación en el terreno moral (Grolnick y Farkas, 2002). Ahora bien, la base motivacional de la interiorización moral se asienta, por una parte, en una buena relación afectiva entre padres e hijos, y por otra, en los procesos de reflexión y discusión con los agentes socializadores en el terreno moral, que posteriormente se convertirán en un diálogo interno con la propia conciencia. Esta perspectiva es la que nos ha llevado a plantear como variables familiares predictoras de la interiorización moral las siguientes: el afecto, la aceptación, la comunicación emocional con los hijos, la intervención moral, la transmisión de valores morales en la vida cotidiana y la dedicación al cuidado de los hijos de ambos progenitores.
. Como indicadores de la interiorización moral se incluyeron los siguientes: el respeto a las normas en ausencia de la supervisión adulta, la culpa por haber causado daño, la reparación del mismo y la empatía, por su papel como base de la culpa empática inhibidora de la agresión y como resorte motivacional de la conducta prosocial (Eisenberg y Valiente, 2002; López, Apodaca, Etxebarria, Fuentes y Ortiz, 1998).
. En el estudio participaron 485 sujetos (244 niños y 241 niñas) de 6 a 8 años y se accedió a sus familias a través de la colaboración de los centros escolares. Los datos se analizaron de forma separada según el sexo de los sujetos.
Los principales resultados se pueden resumir del siguiente modo:
- Los análisis de regresión mostraron que, en las niñas, el afecto materno fue la principal variable predictora de la conducta interiorizada, esto es, la conducta controlada en ausencia de la supervisión adulta. En los niños las principales predictoras fueron la comunicación emocional y la transmisión de valores maternos. Así, nuestros datos permiten resaltar la importancia de las variables afectivas en la interiorización moral de niños y niñas, también señalada por otros estudios (Kochanska, Aksan, Knaack y Rhines, 2004).
. - Cuando se analizaron las diferencias entre los niños y niñas con mayor y menor nivel de interiorización moral global, las variables más discriminantes fueron, junto con el afecto y la comunicación emocional, la transmisión de valores y la intervención moral de padres y madres.
Estos resultados confirman el indudable papel de la intervención moral de los padres cuando los niños transgreden una norma, y también la transmisión de valores morales en la vida cotidiana. Esta última variable se refiere a las verbalizaciones que realizan los padres para intentar influir, de manera informal, en la futura conducta y en los valores de sus hijos. En este estudio, la transmisión de valores de la madre en las niñas fue el predictor más potente de la empatía y es la variable, que junto al afecto, mejor discrimina a las niñas de mayor y menor nivel de interiorización moral. En los niños, la transmisión de valores de ambos padres discriminó a los grupos de mayor y menor interiorización moral global.
. Se puede decir que las conversaciones informales en las que los padres transmiten valores, haciendo comentarios a favor de la igualdad, el respeto a los demás y la tolerancia, contando cuentos o historias con contenido moral, hablando de la importancia y de las consecuencias de ser prosocial, etc., en contextos no disciplinarios ejercen una gran influencia en la interiorización moral infantil. Estos intercambios, caracterizados por la ausencia de presión y ansiedad, constituyen un contexto educativo adecuado para que los padres y las madres expliquen con tranquilidad las razones, las ventajas y las consecuencias de la empatía, de los valores y de las conductas morales, favoreciendo así el desarrollo de una mayor motivación intrínseca en el terreno moral.
. Estos resultados tienen evidentes implicaciones prácticas al indicar que no hay razón para que padres y madres se sientan impotentes en relación a la transmisión de valores, sino responsables de ser adecuadas figuras de apego y trabajar educativamente en la dirección señalada. Estos resultados podrían constituir la base de un programa de intervención para formar a padres y madres en las pautas a seguir para lograr la interiorización de los valores en sus hijos e hijas.
Este artículo está basado en: Ortiz, M. J., Apodaca, P., Etxebarria, I., Fuentes, M. J. y López, F. (2008). Predictores familiares de la internalización moral en la infancia. Psicothema, 20 (4), 712-717.
. Estos resultados tienen evidentes implicaciones prácticas al indicar que no hay razón para que padres y madres se sientan impotentes en relación a la transmisión de valores, sino responsables de ser adecuadas figuras de apego y trabajar educativamente en la dirección señalada. Estos resultados podrían constituir la base de un programa de intervención para formar a padres y madres en las pautas a seguir para lograr la interiorización de los valores en sus hijos e hijas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario